Recuperando fuerzas

El visitante ávido de experiencias gastronómicas podrá elegir entre más de 180 restaurantes donde deleitar sus sentidos con los sabores, olores y texturas de la cocina aranesa. A los platos tradicionales elaborados con productos autóctonos como la “òlha aranesa”, patés o estofados de carne de caza se suma la cocina más actual y de tendencia, en la que destacan el pato, cocinado de 100 formas diferentes, el esturión de la piscifactoría de Les y el caviar. La proximidad con Francia ha introducido además platos e ingredientes como las crepes, los foies, los “crespets” o los confits, interpretados eso sí con el especial estilo aranés. La cálida hospitalidad de los anfitriones y el entorno idílico harán de cada comida una experiencia única.

Adquirir alguno de los productos de elaboración propia para, una vez en casa, revivir y compartir la experiencia del Aran es otro de los placeres para el visitante. Embutidos de caza, longaniza, bohl (butifarra de lengua), mermeladas, cassís (licor de grosellas) o aigua de nodes (licor de agua de nueces) son sólo algunos de ellos, que pueden comprarse en los establecimientos especializados.

El que degusta la cocina aranesa siente que culmina de forma sobresaliente la experiencia de su estancia en el valle. No sólo por la calidad y amplitud de la oferta gastronómica, también por la particularidad de sus platos e ingredientes, en la evolución de los cuales ha infl uido sin duda el ancestral aislamiento de la zona.