La explosión cromática que se produce en los bosques araneses con la llegada del otoño nos regala algunos de los paisajes más espléndidos e idílicos que podemos disfrutar en el Valle.
En otoño el entorno se colorea de tonos rojizos, granas, ocres y dorados que dejan caer hayas y robles centenarios y otras especies caducifolias, mientras que los picos de las montañas comienzan a teñirse de blanco con las primeras nevadas.
Los días claros y soleados de otoño son especialmente agradables para disfrutar de la naturaleza y la fauna bajo la luz otoñal, así como de los pintorescos pueblos araneses, de sus fiestas y tradiciones y de las iglesias de la Ruta románica de l’Aran. Para los momentos más fresquitos os sugerimos visitar los museos, recorrer la ruta comercial de la Val d’Aran y, por supuesto, degustar la reconfortante gastronomía autóctona y de otoño.
Aran Park
Merece la pena que que aprovechéis los últimos meses de Aran Park, abierto hasta noviembre, donde podréis observar las especies animales del Pirineo en su hábitat natural y en semi libertad.
Otoño es la época de celo y de la brama de los cérvidos, que indica el inicio del período de reproducción. Los machos rascan y excavaban el suelo, se frotan con los árboles y emiten un grito breve, ronco y repetitivo. Sus cuernos alcanzan el tamaño máximo y algunos, como el rebeco o el corzo, cambian el color de sus pelajes.
Paseos y setas
Otoño es también un buen momento para realizar las excursiones a pie o en bicicleta demasiado largas para una calurosa jornada estival. Encontraréis una gran variedad de itinerarios para todos los niveles en nuestras webs de senderismo. y cicloturismo. Además, los aficionados a las setas tenéis un paraíso en nuestros bosques, aunque hay que recordar que es necesario disponer del carnet que expide el Conselh Generau, gratuito para residentes, propietarios de segundas residencias y gente que pernocte en establecimientos turísticos de la Val d’Aran, con una vigencia de cuatro años.
Y la aventura continúa, ya que todavía podéis seguir practicando algunos deportes como la hípica, con salidas a caballo a través de itinerarios de gran belleza, y la escalada en los rocódromos o en las tres vías ferratas de la Val d’Aran con diferentes recorridos y niveles de dificultad.
Fiestas y tradiciones
Coincidiendo con la llegada del otoño, en la Val d’Aran se celebra una nueva edición de las ferias de animales y comercio, una serie de jornadas durante las cuales podréis conocer una de las actividades aranesas tradiciones como es la ganadería, sector principal hasta hace algunas décadas, así como las diversas razas autóctonas. Se celebran en Bossòst, Les, Salardú y Vielha y se organizan todo tipo de actividades: exposiciones de animales, almuerzos populares, mercadillos de artesanos.
De tiendas por la Val d’Aran
Igualmente entretenidas son las Fiestas Mayores que se celebran estos meses en diversos pueblos del Valle, también en otoño. Si los visitáis, aprovechad para realizar un recorrido por la ruta comercial de la Val d’Aran donde encontraréis un atractivo surtido de productos autóctonos, ya sea en los grandes ejes de Vielha, Bossòst i Les, como en los irresistibles y pintorescos comercios de las localidades más pequeñas.
Gastronomía de otoño
Nuevos ingredientes, como la seta o la alubia, se incorporan frescos a la carta de los restaurantes araneses. Los foies, magrets y los confits de pato, así como la típica òlha aranesa, los bolhs y patés son solo una pequeña muestra de la gastronomía que se puede degustar en otoño.
Durante los meses de septiembre y octubre entra en su máximo apogeo la temporada de setas, un producto cada vez más presente en el recetario de platos autóctonos de la Val d’Aran, acompañando a productos de reciente incorporación como el esturión y el caviar, o reforzando el especial sabor y textura de la carne de caza en platos típicos como el Civet de jabalí.
Y, poco a poco, la nieve con su blanco manto pondrá punto final al otoño para dar paso a la temporada hivernal: Baqueira en todo su esplendor… pero esto os lo contamos en otro post!










Los productos marca de garantía Val d’Aran permiten también a los restaurantes de cocina de autor innovar con sus propias elaboraciones de los platos hivernales. En el valle podemos degustar especialidades tan sugerentes como el esturión confitado, una trucha a las finas hierbas, el carpaccio de ciervo, las coles rellenas de carne o los canelones de oca. E incluso modernas versiones de platos de siempre como una Olha aranesa deconstruida o el estofado de ciervo con tubérculos a la vainilla.
La tradición del pincho aterrizó en la Val d’Aran procedente del norte de España, principalmente de la mano de cocineros vascos afincados en tierras aranesas. Tiene su origen en las tapas que servían los bares de los pueblos: los típicos callos, ensaladilla, patatas bravas o tortilla española que, con atrevimiento, imaginación y creatividad culinaria se han ido convirtiendo en auténticas exquisiteces y han logrado instaurar la moda del picoteo en el Valle.

Bossòst y Les disponen también de un animado centro comercial, con variada oferta de alimentación y consumo, equipamientos para la persona y el hogar, ocio y cultura. Destacan entre todos ellos los establecimientos especializados en productos cárnicos, embutidos y patés, elaborados a la manera artesanal siguiendo las recetas heredadas de abuelos y tatarabuelos carniceros. Y, como no, los tradicionales “Horns” que cuecen panes a la leña y elaboran repostería tradicional donde no faltan los clásicos tronquets y los conquilhons.